Los Kjarkas, 1965, Cochabamba, Bolivia. Wilson, Castel y Gonzalo Hermosa, Edgar Villarroel
Los Kjarkas (voz quiechua que significa temor) en Capinota, Cochabamba en una de sus primeras presentaciones
María Esther Antelo
Chuntunqui, Bolivia
Chuntunqui, Bolivia
Hoy residente en Hamilton, Ontario, Canadá
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...A mi queridísimo amigo John de la Zerda, integrante del grupo “Fortaleza” de Bolivia. El nos dejo a los 27 años, en noviembre/1992. Jamás olvidaré los sueños de adolescentes que tuvimos, y como nos reíamos, mi querido John...
Corría el año 1978, una época muy turbulenta en la historia de Bolivia. Fue ese año en que el dictador Banzer dejó la presidencia, y hasta 1982 pasaron por el país diez presidentes.
En 1978, deje -mí adorada- La Paz, para radicarme en una ciudad desconocida: Cochabamba, esa idea no me gustaba para nada. Pero cuando llegué, fuimos recibidos por amigos de la familia. Este hermoso sector de Bolivia, me dio la sorpresa de mi vida: una ciudad llena de jardines, de clima cálido, de frutos abundantes, de gente encantadora.
Inmediatamente me di cuenta que el cochabambino había superado muchas de las barreras sociales y culturales que aun existen en La Paz, Santa Cruz, y quizá en otras regiones de Bolivia. Es generoso, alegre, sincero y muy emprendedor. Diría que una de las cualidades más significativas, es su amor a la música. Es musical y artístico por nacimiento. Sus raíces quechuas y mestizas, así lo demuestran, pues sus ritmos y melodías anteceden milenios, incluso, antes de la llegada de los conquistadores. En Cochabamba está la Escuela Laredo, desde hace 50 años que forma músicos de primera calidad.
No es casualidad que, Los Kjarkas (1), un grupo tan conocido y revolucionario, de músicos innatos, haya nacido en un pueblito de Cochabamba, llamado Capinota.
“…Los conocí, el mismo año que llegue a Cochabamba, Katy, esposa de Wilson Hermosa, uno de los integrantes y hermanos mayores de este grupo, era amiga de mi madre. Ella sabía que yo andaba loca por cantar y tocar la guitarra, y me convenció de acudir a esa escuela de música, la llamada Escuela Kjarkas, famosa en Latinoamérica…”
El Centro de Estudios, tenía jóvenes de toda edad y condición social que aprendieran a tocar música andina. Mi maestro de guitarra fue Gonzalo Hermosa. Lo recuerdo como una persona muy profunda, y muy serena, su tono de voz siempre era suave, tenía una paciencia divina para enseñar música. El otro hermano, Ulises era muy alegre y sus composiciones, si uno escucha bien, son poéticas y románticas. Elmer, otro hermano y componente del grupo, era como se dice, un tiro al aire (2). Sabia muy bien que tenia «une charme fou” (un encanto loco). Escuchar su voz cristalina de cerca, es una experiencia que no se puede describir. Pienso que tiene la voz más preciosa que jamás escuché.
Grupo Los Kjarkas de Bolivia, algunos de los primeros integrantes: Elmer, Gonzalo y Wilson Hermosa (constructor de instrumentos musicales)
Mientras esperaba al maestro Gonzalo para recibir clase, me encantaba ir al taller donde Wilson, que fabricaba instrumentos de música como: charangos, quenas, ronrocos (3), y wancaras (4). Es impresionante, todos los hermanos son autodidactas. Entre risas contaban, como deshicieron la guitarra de su padre, para ver como se confecciona dicho instrumento. Deshaciendo y volviendo a elaborar instrumentos musicales, se convirtieron en maestros del arte de la manufactura, grandes lutier (5) de Latinoamérica. Hoy en la Fundación de Los Kjarkas, en Cochabamba, se comercializan todo tipo de instrumentos de cuerda, viento y percusión de Latinoamérica.
Gastón Guardia, otro integrante de Los Kjarkas, en esa época tocaba los instrumentos de viento, en ese entones él enamoraba a Carmen, la hermana del otro integrante, Ramiro de la Zerda. Lo que más recuerdo de él es el corte de pelo que tenia, yo lo llamaba -con inocencia y cariño-: príncipe. Los Kjarkas ya habían formado otros grupos de música muy importantes: Fortaleza, y grupo Proyección Kjarkas.
Grupo Fortaleza en 1983 en Estados Unidos. Desde la izquierda: Jhon, Ramiro, Ricardo de la Zerda Quiroga, y Fernando Torrico, que más tarde integraría Los Kjarkas por muchos años, demostrando que la Escuela musical pervivía desde el empuje de la juventud y la autogestión cultural comunitaria
El grupo Fortaleza estaba formado por los hermanitos menores de Ramiro de la Zerda: John y Gonzalo. John y yo fuimos grandes amigos, estaba muy enamorado de Ligia, mi vecina. Ambas vivíamos en la calle Paccieri, pasábamos largas tardes charlando y riendo juntos. John era un chico precioso, flaquito, de cabellos rizado, tocaba varios instrumentos, pero en el grupo él era el charaguista. Tenía una voz diáfana, cuando cantaba lo hacia con el alma.
Uno de los primeros discos de acetato del sensacional grupo Proyección Kjarkas con la angelical voz de Yuri Ortuño
Un gran amigo, Giovanni Silva, que era integrante del grupo Proyección, también fue mi compañero de colegio y aun gozo de esa amistad hoy en día. Giovanni -que ahora usa su otro nombre- Andrés, es el director de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Mayor de San Simon. Junto a otros amigos del colegio tocábamos y cantábamos en diferentes eventos. Un profesor mío me puso el apodo de Chuntunqui, Así me llamaron por algún tiempo, por ser fanática de la música andina.
Sin duda alguna, la Escuela Kjarkas dio cabida y formó a muchos artistas de primera calidad. Esta escuela no solo inicia un movimiento musical, si no un movimiento cultural que llegó a trascender por el mundo entero. Cabe mencionar la Gestión Cultural de la música andina pasando por sus diferentes etapas: investigación etnomusical profunda; adaptación de los ritmos a las letras contemporáneas; producción musical excelente en los estudios profesionales: grabación, masterización, temperancia de los instrumentos musicales, armonías, voces; comercialización; y, difusión.
Los Kjarkas van a Europa a internacionalizar la música latinoamericana. Gaston Guardía, cantaría luego en idioma japonés el famoso tema "Llorando se fue", con un gran éxito
Kjarkas 2011: Gonzalo Hermosa González (voz), Elmer Hermosa González (primera voz), Gastón Guardia (vientos), Shishido Makoto (charango), César Frontanilla (ronroco) e Iván Barrientos (bajo). También alternan en varias piezas Jorge Santa Cruz (teclado y percusión), Lin Angulo (guitarra) y Gonzalo Hermosa Camacho (guitarra).
Este 2011 cumplen 40 años de fundación, lo celebrarán en su natal Cochabamba con invitados muy especiales como Rolando Malparida (Fortaleza de Bolivia), Edwin Castellanos (Tupay de Bolivia), Lusi Fernando Torrico (ex Fortaleza, integrante de Tupay),Eduardo Yañez, Miguel Mengoa, todos integraron Los Kjarkas alguna vez.
Además habrán artistas invitados como la mexicana, Daniela Romo para cantar junto a Elmer Hermosa, el tema takirari, Al Final, también estará la famosa cantante peruana, Evita Ayllón.
No recuerdo cual fue al año en que Los Kjarkas viajaron por primera vez a Europa. Si recuerdo que ese mismo año, el 31 de Enero, a múltiples ruegos y peticiones, le dieron una serenata a mi madre por su cumpleaños. Hasta hoy pienso que fue el regalo más grande que pude darle: una serenata del mejor grupo de música latinoamericana. Nunca olvidaré la sencillez y el cariño autentico, la calidad de personas que eran, y continúan siendo. La generosidad de la familia Hermosa se palpa con lo más hermoso que nos están dejando: su música, y su amor al enseñar y compartir con a las futuras generaciones.
Para su viaje a Europa se preparó una comilona en mi casa, donde estuvieron presentes Katy, amiga de mamá y esposa de Wilson, y toda familia directa de Los Kjarkas. Fue mi abuelita, doña Nelly, quien preparó un fricasé paceño (6) para que a ellos los acompañe ese sabor en su viaje.
Después, el es resto es historia que todos ya la conocen y disfrutan cada vez que suenan quenas, zampoñas, charangos, guitarras, ronrocos, bombos y voces, una sinfonía de la música andina, desde Cochabamba para el mundo.
Este grupo musical nacido en 1965, ha recorrido muchos países de todos los continentes, tienen a su haber varias producciones discográficas: 1976 Bolivia. 1977 Kutimuy. 1977 Sueño milenario de los Andes.1980 Cóndor mallku. 1981 Canto a la mujer de mi pueblo. 1981 Desde el alma de mi pueblo. 1982 En vivo desde Europa. 1983 Sol de los Andes. 1984 Pueblos perdidos. 1985 Los Kjarkas desde Japón. 1987 El amor y la libertad. 1988 Chuquiago marka. 1989 Génesis aymara. 1989 Sin palabras (Ch'uwa Yacu). 1990 Los Andes descubrió su rostro milenario. 1991 Tecno Kjarkas. 1992 El árbol de mi destino. 1993 Hermanos. 1994 A los 500 años. 1995 Quiquin... Pacha. 1996 Sentimiento Andino. 1997 Por siempre. 1998 Al carnaval.1998 El líder de los humildes. 1999 El concierto del siglo. 2000 Kaluyos y pasacalles. 2001 30 años solo se vive una vez. 2001 Lección de vida. 2001 Navidad en los Andes. 2002 Que no muera la tradición Vols. 4 y 5. 2004 Más allá. 2006 35 años
Como anécdota, fui testigo del nacimiento de la canción «Llorando se fue » de Ulises Hermosa. Esta es una historia no oficial, pero según cuentan los pajaritos, la canción fue creada e inspirada por la ruptura del enamoramiento de Gastón Guardia y Carmen de la Zerda (hermana de Ramiro y John de la Zerda). Gastón se fue con una morenita llamada Sonia, y Carmen quedo con el corazón destrozado. La canción “Llorando se Fue” dio vueltas al mundo como “Lambada” y con otras versiones, la más reciente, On the floor de Jenifer López. Los hermanos Hermosa tuvieron que defender los derechos de esa canción, que es legítimamente suya.
Por último, quiero compartir la canción que es y será mi canción preferida de Los Kjarkas. Siempre que la escucho, me acuerdo de John y Ligia. La última vez que vi a John fue en Boston en 1989. Me pidió que si yo volvía a ver a Ligia, le dijera que el nunca la había olvidado.
Pequeño amor
Autores: Gonzalo y Ulises Hermosa
Ritmo de Chuntunqui
// Donde quedo el tiempo
en que nos amamos
haciendo algo nuestro
del amor
Donde quedo el tiempo
en que me jurabas
si solo era un juego
aquel amor
La vida era tierna
para los que sueñan
porque no alcanzaba
nuestra edad
Donde estarás
pequeño amor
quizá otro sueño
duerma ahora en tu corazón
Donde dejo el tiempo
Tu ilusión de niña
y tu inocencia y candor
Se quemo aquél tiempo
Los mejores años
De tu inocencia y mi pasión
Donde estarás
pequeño amor
quizá otro sueño
duerma ahora en tu corazón
No tiene edad el sentimiento, ni el amor no tiene tiempo
Cualquier tiempo es el momento para pensar en el amor
Nace, crece, vive, muere, mezcla de dicha y tormento,
Nadie puede creerse el dueño, es fugaz y libre al tiempo //
(1) Los Kjarkas grupo boliviano de música de proyección de música latinoamericana, nacido en 1965.
(2) Alguien muy capaz que vive su vida libremente y puede dar más.
(3) Charango más grande, en otra tonalidad musical.
(4) Bombo redondo, utilizado en algunas zonas de los andes.
(5) Constructores de instrumentos musicales.
(6) El fricasé es un plato tradicional boliviano, un preparado que se sirve generalmente en la mañana, y antes de almorzar, o al amanecer. Es plato de trasnochadores y bebedores, cura la resaca y -dicen- lo restaura a uno para seguir con la fiesta. Hay varias clases de fricasé: el del Valle Cochabambino, el de la altura, y otro parecido en el trópico que se llama "patasca" refiriéndose al cocido de maíz que es "phataska" (En quechua = reventado)". http://www.elgranchef.com/2008/09/13/receta-de-fricase-paceno-directamente-desde-bolivia
Sabores Sagrados.
María Eugenia Ordóñez.
Argentina
La profesora argentina María Eugenia Ordóñez, nos envía este trabajo desde la defensa de la Soberanía alimentaria con la manutención en los ritos de siembra y cosecha en los andes como forma de cohesión social y expresiones estéticas y de resistencia por medio de la fuerza y la ternura del mito, el rito, la música y las danzas propiciatorias.
También propone la defensa de los elementos ancestrales de la dieta alimentaria milenaria como maíz y papa, y la preparación del espacio-tiempo como elemento indisoluble que va marcando las maneras y formas de vivir de los pueblos andinos en siembra y cosecha como un ciclo interminable que cada año se recupera para la memoria viva.
A través de los alimentos sagrados, los pueblos pueden reconocer sus identidades y entidades.
También propone la defensa de los elementos ancestrales de la dieta alimentaria milenaria como maíz y papa, y la preparación del espacio-tiempo como elemento indisoluble que va marcando las maneras y formas de vivir de los pueblos andinos en siembra y cosecha como un ciclo interminable que cada año se recupera para la memoria viva.
A través de los alimentos sagrados, los pueblos pueden reconocer sus identidades y entidades.
La Cruz del Sur de los Pampas en el sur del continente americano
Recopilado por: María Eugenia Ordóñez
Argentina
Recopilado por: María Eugenia Ordóñez
Argentina
Pampas, es el gentilicio que los españoles llegados a Abya Yala en el Siglo XV, dieron a las comunidades de la llanura; mientras que a los Mapuches, los llamaron, Puelches, que significa: gente del este. A este grupo corresponden los siguientes pueblos: Taluhets, Diuihets, Chechehet, Leuvuches.
A principios del Siglo XIX la penetración Araucana o Mapuche, produjo como resultado un cuadro cultural complejo. Pero las nuevas poblaciones: Vorogas, Ranqueles y Puelches, siguieron siendo llamadas Pampas.
El Mito de la Creación.
Chachao se aburría en la eternidad del Cosmos, asì que quiso bajar a la tierra donde las cosas eran efímeras y mutables. Tomó la Vía Láctea, el Camino del Cielo, que entonces llegaba hasta la pampa. El dios, ensuciándose las manos y chapoteando la tierra anegadiza, moldeó con barro figuras de fantasía y ensayó soplarlas para infundirles vida. Así fueron creados los animales. Para darles espacio donde correr, sopló las lluvias, secó los pantanos y dio firmeza a la pampa.
Luego vio su imagen reflejada en una laguna y tuvo el capricho de reproducirla en estatuillas de dos pies que vestían como él: chiripá y poncho. No eran reproducciones perfectas, solamente buscaba reírse de sí mismo.
El ñandú (avestruz), cansado de correr por la pampa seca, quiso subir al Cielo por la Vía Láctea y aprovechó la distracción de Chachao para ascender algunos tramos. Al darse cuenta que una criatura de barro iba a ensuciar las alturas celestiales, el dios desató sus boleadoras y las arrojó al avestruz, que espantado volvió a la pampa dejando en el cielo la huella de su pisada: la Cruz del Sur.
Ocupado en espantar al ñandú, Chachao no se dio cuenta que su hermano Wualichú había descendido a la tierra y bromeaba soplando las estatuillas. Se llenaron de espanto cuando vieron moverse a los objetos de barro. Chachao escapó por la Vía Láctea; con su facón cortó el camino del Cielo para que los monstruos no subieran. Dejó a Wualichú en la tierra en castigo de haberles infundido el aliento divino a unos efímeros monigotes de barro.
Chachao no volvió más a la pampa, ni pudo salir Wualichú de ella. Desde entonces éste clama misericordia en las noches de tormenta con su voz de trueno cuando ve el rayo de su hermano en el Cielo.
De esa travesura nacieron los hombres, híbridos de un aliento de dios en una envoltura de barro perecedero. Temen a Wualichú que se oculta en la naturaleza hostil, sólo hay un recurso para protegerse: estrechar los vínculos humanos. Nació así la Toldería, la comunidad.